ROBERT CAPA Y GERDA TARO. LA VIDA BAJO UN PSEUDÓNIMO


 

El documental "Desde la Cima: Robert Capa y Taro en el Valle del Guadiato" es un proyecto realizado por la Asociación Cultural y Patrimonial Desde la Cima, en colaboración con la Excma. Diputación de Córdoba, como parte del proyecto de memoria democrática 2023 para entidades sin ánimo de lucro. Este documental tiene como objetivo principal el estudio de fuentes documentales relacionadas con la presencia de los fotoperiodistas Robert Capa y Taro en la región del Valle del Guadiato durante la Guerra Civil Española, así como la elaboración de material didáctico, la localización de espacios vinculados a estos hechos históricos, y la difusión de las actividades realizadas en el marco de este proyecto.



PROYECTO HORLOGE: UNIDOS PARA PONER EN HORA NUESTRO PATRIMONIO INDUSTRIAL


Instituciones, empresas  y asociaciones culturales unidas por una buena causa



Más allá de otros aspectos importantes la rehabilitación funcional de nuestros relojes públicos es
   un deber patrimonial ineludible

El volumen y la calidad del  patrimonio industrial de  Peñarroya-Pueblonuevo es tan inmenso y las posibilidades tanto sociales como económicas de nuestro municipio han sido  tan pequeñas desde siempre  que consideramos que ha llegado el momento de revelarle a  nuestra gente un secreto: que su  recuperación como espacio funcional (a día de hoy no se entiende restaurar espacio patrimonial  si no se justifica su utilidad)  implicará a varias  generaciones.

Los relojes públicos y de empresa eran instrumentos básicos para el funcionamiento 
de la sociedades industriales. Reloj Paul Garnier objeto de restauración a principios del siglo XX,
Fuente: colección  Jerónimo López Mohedano

Asumir esta realidad no es de perdedores. Antes al contrario. Además de honesto, permite adaptar los esfuerzos a nuestras capacidades para evitar frustraciones. Ese cambio de perspectiva, de ir a lo pequeño más que a lo grande, de centrarse en lo concreto en lugar de pelear por un conjunto que nos abruma es lo que nos   ha permitido mejorar algunos aspectos patrimoniales que hace una década eran impensables: la vía verde, recuperada tramo a tramo y aún en crecimiento, la reparación de la chimenea de la fábrica de papel, la transformación  de una caseta guardavía como centro de interpretación, la restauración del cementerio francés o la próxima rehabilitación de la estación de Peñarroya FEVE son sólo algunos ejemplos de cómo dedicarse a lo insignificante en relación a un todo inabarcable nos acerca poco a poco a él. Si nuestros antepasados y no los que estamos hoy aquí, hubieran aprendido esta sencilla lección es muy posible que la situación actual de nuestro patrimonio habría sido bien  distinta o incluso más que probablemente nos encontraríamos en una posición de  excelencia.

En esa senda de los pequeño hacia lo grande uno de los elementos singulares y diminutos  que podemos podíamos y deberíamos haber apreciado se encuentran  los relojes públicos. Ubicados en estaciones de ferrocarril, en fábricas,  en templos religiosos y  en sedes empresariales estos artefactos, desde mediados del siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX,  fueron los grandes referentes vitales de nuestros abuelos y bisabuelos (el primer reloj de pulsera fue portado por los soldados del ejército estadounidense durante la I Guerra Mundial), siendo convertidos en   grandes totems de la cultura del trabajo por la sociedades capitalistas y tratado como un  símbolo de alienación del ciudadano por el mundo del  arte de vanguardia, principalmente el cine.

El reloj y su capacidad  represora  ha sido todo un tema recurrente en el arte de las sociedades industriales 
Escena de la película "El Hombre Mosca", de Harold Lloyd, uno de los grandes iconos de la historia del cine mudo

En los municipios españoles fueron considerados un emblema de progreso, Tanto fue  así que podía medirse  la riqueza de una localidad contando el número de relojes públicos instalados en su traza urbana. En Peñarroya-Pueblonuevo tuvieron  especial significado en el imaginario colectivo el de la fundición de plomo, el del mercado de abastos Sebastián Sánchez y el del edificio de la dirección de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya.

 

El cierre y la decrepitud de muchas de estas instalaciones durante los años 60 y 70 del siglo XX  unido al  marcado nomadismo de la población local  no ayudaron a su conservación como elementos identitarios y mucho menos contribuyó a su recuperación como patrimonio. La mayoría fueron  desmantelados como suvenires por  obreros fetichistas o arrancados para   su venta como chatarra. Aún hoy aparecen algunos ellos en casas de coleccionistas que confunden el amor por el patrimonio local con el postureo por el patrimonio personal.  En tales circunstancias sorprende que todavía podamos celebrar la supervivencia de dos de ellos, colocados  en las  torres de  la iglesia de Santa Bárbara y de la antigua Dirección de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya, actual Centro Geriátrico Virgen del Rosario. Evidentemente  su perdurabilidad  ha dependido más de la utilidad de los  edificios que lo contienen   que de una decidida voluntad de conservación.

Todo el mundo habla  del trabajo que había aquí hace un siglo pero nadie habla del desarraigo  que padecen los pueblos industriales.
 Una de sus   consecuencias más graves  es la despreocupación por el patrimonio propio
Trabajadores de los Hornos de Coque en el Cerco Industrial de Peñarroya en 1920

Si bien el primero fue automatizado hace dos décadas, el segundo  dejó de funcionar en 2009 por la rotura de un engranaje. El paso del tiempo y el deterioro del armario de madera que lo protegía dejaron la maquinaria a la intemperie y sin posibilidad de una  puesta en valor  barata. La lucha  por atenuar los achaques del bello edificio centenario, la implantación de nuevas medidas contra pandemias y la implementación de reformas para  mejorar la confortabilidad de los internos  han obligado a la empresa propietaria a  continuas inversiones que   han ido posponiendo su reparación.

La firma Paul Garnier  diseñó centenares de relojes en  edificios civiles y  estaciones de ferrocarril
francesas y de todo su imperio colonial. El reloj de esta marca sobre el  Geriátrico Virgen del Rosario es toda una rareza

Consciente de la relevancia social, histórica y etnográfica de este ingenio, que fuera fabricado por la  prestigiosa firma parisina Paul Paul Garnier a finales del siglo XIX, el grupo Hispania S.L, la Asociación La Maquinilla, la Asociación Desde la Cima y la Asociación Cordobesa de Patrimonio Industrial han presentado   el  proyecto Horloge para su  rehabilitación, automatización e iluminación nocturna. Este proceso, que tendrá una duración aproximada de 6 meses, tiene un presupuesto de 5.400 Euros y está financiado por el Área de Participación Ciudadana y Cohesión Social  de Diputación de Córdoba y cuenta con la colaboración de UDPñ que ha cedido a los colectivos patrimoniales de nuestra localidad los recursos económicos en su haber, tras anunciar su no continuidad, para la recuperación y adquisición de elementos patrimoniales de nuestra ciudad. Está  desarrollado  por personal voluntario de la Asociación La Maquinilla  con experiencia en la rehabilitación del patrimonio contando con el asesoramiento de la compañía líder en la recuperación de relojes históricos en España y  responsable del mantenimiento de relojes tan famosos  como el  Carillón de Córdoba.


Estado del mecanismo del reloj del antiguo edificio de la Dirección de la SMMP
En unos meses y con la colaboración de todos quedará  como nuevo

 

Con esta actuación  el consorcio de  asociaciones e Hispania S.L. tienen por objetivo continuar  restaurando el  legado francés de  la localidad, saldar una deuda patrimonial no pagada por quienes nos precedieron, construir un nuevo icono nocturno  en el  municipio  y, lógicamente, realzar uno de los edificios civiles más bellos y singulares de Andalucía. Pero, sobre todo, el Proyecto Horloge pretende transmitir  a esa ciudadanía local que sólo sabe hablar de patrimonio local cuando se ha perdido otra batalla  y a los pueblos de su entorno que desde siempre ha  mirado a Peñarroya-Pueblonuevo  con cierto aire de superioridad cultural el  mensaje  de que  el reloj de su patrimonio industrial, segundo a segundo, minuto a minuto,  empieza a ponerse en hora.


Otro de nuestros voluntarios trabajando en la esfera del reloj